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El futuro de la Tierra podría depender de tecnologías de
geoingeniería potencialmente peligrosas y todavía sin estar validadas, a
menos que puedan reducirse drásticamente las emisiones de dióxido de
carbono.
Esto es lo que señala el último informe difundido por la Royal Society
(la academia nacional británica de ciencias).
La investigación de la que se da cuenta en el informe indica que, a
menos que en adelante los esfuerzos para reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero sean mucho más exitosos de lo que han sido hasta
ahora, serán necesarias otras acciones adicionales, en el ámbito de la
geoingeniería, si queremos refrescar el planeta.
Se ha llegado a la conclusión de que las técnicas de geoingeniería son
plausibles y técnicamente posibles, y se considera que algunas son
potencialmente útiles para potenciar los esfuerzos tendentes a mitigar
el cambio climático por la vía de reducir las emisiones. Sin embargo, el
informe identifica grandes incertidumbres en cuanto a su efectividad,
sus costos, sus impactos medioambientales, y otros peligros serios.
El informe evalúa los dos tipos principales de técnicas de
geoingeniería: la Extracción del Dióxido de Carbono (CDR, por sus siglas
en inglés) y la Gestión de la Radiación Solar (SRM).
Las técnicas CDR se dirigen a la raíz del problema, el CO2 en aumento, y
por ende presentan menos incertidumbres y riesgos, ya que persiguen
devolver la Tierra a un estado más normal. Por eso son preferibles a las
técnicas SRM, pero ninguna ha demostrado aún ser eficaz a un costo que
se pueda afrontar, con impactos medioambientales aceptables, y además
sólo reducen las temperaturas en períodos de tiempo muy largos.
Las técnicas SRM actúan reflejando la energía solar de regreso al
espacio, con lo que consiguen bajar las temperaturas rápidamente, pero
no afectan a los niveles de CO2. Por tanto, son incapaces de combatir
los demás efectos del aumento del CO2, como por ejemplo la acidificación
de los océanos. Aunque son relativamente baratas de aplicar, hay
considerables incertidumbres sobre sus consecuencias a escala regional,
y aunque reducen algunos de los efectos del cambio climático,
posiblemente crean a su vez otros problemas. En el informe se llega a la
conclusión de que las técnicas SRM podrían ser útiles si se alcanza un
umbral donde la acción para reducir las temperaturas debe tomarse
rápidamente, pero no son una alternativa a las reducciones de las
emisiones o a las técnicas CDR.
"Ninguna de las tecnologías de geoingeniería sugeridas hasta ahora es
una bala mágica, y todas tienen riesgos e incertidumbres asociadas con
ellas", alerta el profesor John Shepherd, uno de los científicos
principales del estudio. "Es esencial que nos esforcemos por recortar
las emisiones ahora, pero también debemos afrontar la posibilidad muy
real de que fracasemos. Si debemos contar con un "Plan B" como segunda
opción en el futuro, entonces hay que emprender ahora un trabajo
considerable de investigación y desarrollo de los diferentes métodos, el
estudio de sus impactos medioambientales y el de los problemas de su
control. Usada irresponsablemente o sin tener en cuenta los posibles
efectos secundarios, la geoingeniería podría tener consecuencias
catastróficas similares a las del propio cambio climático. Debemos
asegurarnos de que las técnicas estén encuadradas en un marco seguro de
gobierno para prevenir desastres".
De las técnicas CDR evaluadas en el informe, las siguientes han sido
consideradas las de mayor utilidad potencial:
- Captura de CO2 del aire circundante. Éste sería el método preferido de
geoingeniería, ya que revierte eficazmente la causa del cambio
climático. En la actual fase de desarrollo de técnicas, no se ha
encontrado todavía ningún método rentable, y se necesita mucho más
trabajo de investigación y desarrollo.
- Potenciación de procesos geoquímicos naturales. Esta técnica que actúa
sobre el CO2 atmosférico utiliza reacciones que se producen de forma
natural entre el CO2 y rocas y minerales. La técnica ha sido
identificada como una opción a largo plazo. Sin embargo, se necesita
hacer más investigaciones para encontrar métodos rentables y conocer en
toda su extensión las implicaciones medioambientales.
- El uso de la tierra y la forestación. En la investigación recogida en
el informe se encontró que la gestión del uso de la tierra puede y debe
ejercer un papel, pequeño pero significativo, en la reducción del
crecimiento de las concentraciones de CO2 atmosféricas. Sin embargo, el
alcance de la aplicación de esta técnica se vería limitado por los
conflictos de uso de la tierra, y deben considerarse todas las demandas
que compiten por el uso de la tierra al evaluar el potencial de ésta
para la forestación y la reforestación.
Si las temperaturas alcanzan un nivel tan alto que hay que adoptar
medidas urgentes de efecto más inmediato, en el informe se considera que
las siguientes técnicas SRM son las que poseen el mayor potencial:
- Los aerosoles estratosféricos. Estos han demostrado ser factibles.
Además, los efectos comparables de erupciones volcánicas pasadas han
podido ser estudiados a fondo, aportando datos útiles que demuestran la
eficiencia potencial de este método. El costo ha sido calculado como
probablemente bajo, y el tiempo requerido para producir resultados, como
corto. Sin embargo, hay algunas cuestiones serias que deben ser
aclaradas sobre los efectos adversos de la técnica, particularmente el
"daño colateral" de la reducción del ozono estratosférico.
- Los métodos espaciales. Han sido considerados como técnicas SRM
potenciales para su uso a largo plazo, siempre y cuando puedan
resolverse los grandes problemas de implementación y mantenimiento. En
la actualidad, estas técnicas siguen siendo prohibitivamente caras,
complejas y exigen mucho tiempo para ponerse en práctica.
- Fabricación artificial de nubes, desde inmensos barcos que bombearían
agua del mar y la arrojarían al aire a través de chimeneas por las que
saldría atomizada en diminutas gotas. Los efectos serían muy locales. Se
sabe poco acerca de los impactos de esta técnica en los patrones
meteorológicos regionales y en las corrientes oceánicas, aunque hay
motivos para el temor. La viabilidad y la eficacia de la técnica son
inciertas. Se necesita más investigación antes de que esta técnica pueda
ser tomada en serio.
Se considera que las siguientes técnicas tienen potenciales más bajos:
- Biocarbón (una técnica CDR). El informe señala dudas significativas
relacionadas con su alcance potencial, su efectividad y la seguridad de
esta técnica, y se recomienda investigar mucho más para poder validar lo
suficiente el método.
- La fertilización del océano (técnica CDR). En el informe se dictamina
que no se ha demostrado que esta técnica sea eficaz y además tiene un
elevado potencial de provocar daños colaterales ecológicos imprevistos.
- Cambios del albedo de la superficie terrestre (técnica SRM, que
engloba métodos como el de pintar los tejados de blanco, usar cultivos
reflectantes y reflectores en los desiertos). El estudio indica que son
ineficaces, caros y, en algunos casos, probablemente tendrían serios
impactos en los patrones meteorológicos locales y regionales. |