Home / Ultimas
Noticias
Contacto
|
David Miller es un destacado diseñador de vehículos
robóticos para exploración planetaria. Su trayectoria profesional
incluye la NASA, el MIT, el Caltech y la compañía Mitre Corporation. De
la NASA obtuvo la Medalla al Servicio Excepcional.
En la
imagen, David Miller (izda.) y Jorge Munnshe (der.) Foto: M.A.
David
Miller se graduó con honores en astronomía por la Universidad de
Wesleyan en 1981. Cuatro años después lo hizo en ciencias informáticas
por la Universidad de Yale. De 1985 a 1988 fue profesor asistente en el
Instituto Politécnico de Virginia. De 1988 a 1993 trabajó en el Jet
Propulsion Laboratory de la NASA, en tanto que actuaba como profesor
visitante en el Laboratorio de Inteligencia Artificial del prestigioso
MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) y en el Caltech
(Instituto de Tecnología de California). Su trabajo en la NASA
consistió en el desarrollo de microrrobots exploradores para otros
planetas, en especial Marte. Debido a su brillante labor, Miller
recibió de la NASA en 1993 la Medalla al Servicio Excepcional. En 1993
empezó a desempeñar su labor en la compañía Mitre Corporation, que
ofrece asesoría técnica al gobierno estadounidense. Entre los proyectos
en que ha trabajado últimamente, figuran el diseño de un robot orbital
capaz de maniobrar y reparar satélites, y la adaptación de la
tecnología usada en los robots planetarios para su empleo en sillas de
ruedas destinadas a minusválidos profundos. También ha participado como
profesor en la Universidad Internacional del Espacio.
¿Qué funciones considera más
idóneas para ser desempeñadas por vehículos robóticos en la Luna de
cara a construir una base lunar y efectuar su mantenimiento?
"Pienso que cualquier tarea. Hay dos ideas acerca de cómo construir una
base lunar usando robots. Una es enviar allí grandes robots
manipuladores, y teledirigirlos para edificar construcciones, mediante
métodos de trabajo parecidos a los que los humanos usamos en la Tierra
para levantar nuestros edificios. Otra idea es fabricar robots muy
pequeños, y lanzar cientos o miles a la Luna, para que ellos construyan
una base del mismo modo en que las termitas construyen sus grandes
hormigueros. Esta última posibilidad nos llevaría más tiempo, pero
podría ser una manera mucho mejor de obrar. Alguna gente está haciendo
experimentos para ver si eso realmente funcionaría. En cualquier caso,
pienso que la construcción y el mantenimiento de una base lunar
deberían hacerse mediante robots; los astronautas no estarían presentes
en esas tareas, lo cual resulta mucho más seguro al no arriesgarse
vidas".
En
la imagen, uno de los robots en cuyo desarrollo ha participado David
Miller. Este robot flotante, diseñado para funcionar en ingravidez,
dentro de naves espaciales presurizadas, es del tamaño de una pequeña
pelota y se autopropulsa mediante diminutas hélices. Foto: NASA.
En su opinión, ¿cuáles son las
características más importantes que debe poseer todo vehículo robótico
enviado a la superficie de Marte?
"El vehículo debe ser capaz de operar de una manera autónoma o
semiautónoma, ya que no puedes pilotarlo por control remoto, debido al
largo periodo de tiempo que tardan las señales en cubrir la distancia
que separa Marte de la Tierra. Tiene que poder resistir un frío extremo
sin que se averíen sus componentes. Los que necesiten ser mantenidos a
una temperatura más cálida, deben disponer de protección térmica
cuidadosamente diseñada, de modo que no resulten perjudicados. Los
materiales con que se construya la carcasa y los instrumentos expuestos
al exterior deben ser muy robustos. No hay apenas atmósfera en Marte,
de modo que el vehículo debe ser capaz de permanecer en condiciones muy
similares a las del vacío, algo que, por ejemplo, el caucho no puede
soportar, ya que se reseca. Por tanto, los materiales empleados en su
construcción deben ser inalterables al vacío. La radiación procedente
del espacio que incide sobre la superficie de Marte es mucho mayor que
la que recibimos en la Tierra, debido a la falta de barreras
atmosféricas y electromagnéticas como las nuestras. Debido a ello, el
vehículo precisa componentes que no resulten dañados la primera vez que
un protón extraviado choque contra ellos. Hay también polvo. El polvo
marciano es muy fino y arenoso. Si se acumula en las junturas mecánicas
de ruedas y demás, puede estropearlas. Si se filtra dentro de la
carcasa, puede causar daños internos. Si alcanza a los componentes
electrónicos, puede incluso provocar cortocircuitos, debido al elevado
contenido de hierro que este polvo tiene. "
En la
imagen, un robot (modelo Rocky IV) en cuyo desarrollo participó David
Miller. Foto: NASA
"O sea que
el vehículo debe estar diseñado para afrontar agresiones
previsibles y no tan previsibles, y además ser capaz de actuar por su
cuenta, porque no hay modo de ayudarle. Debe ser capaz de enfrentarse a
todo tipo de situaciones de emergencia, incluido un resbalón pendiente
abajo. El vehículo debe evitar aventurarse por terrenos demasiado
peligrosos o avanzar por ellos con mucha cautela, preparado para dar
marcha atrás en cualquier momento. No puede basarse en las ordenes que
reciba de la lejana Tierra, necesita tener algo de astucia propia".
¿Con qué tipo de sensores y
de
señales suelen trabajar los robots en cuyo desarrollo usted ha
participado?
"Usan cuatro sensores
principales. Uno está en contacto con la
superficie, advirtiendo las rugosidades del mismo, y alertando al
sistema inteligente de que, por ejemplo, está pasando por encima de una
roca. También tenemos codificadores que miden los ángulos de suspensión
de cada una de las ruedas, sobre el chasis; de manera que si el
vehículo pasa sobre un desnivel muy pronunciado, el chasis puede
doblarse para adaptarse al mismo si el vehículo decide continuar por
ese camino. También está un sistema parecido a un proyector, que
utiliza una pequeña cámara y uno o varios haces láser, que son emitidos
en diferentes direcciones. Si el terreno es llano, la banda irá en
línea recta. Pero si en medio de ella se interpone alguna elevación o
pedrusco, incidirá contra ella y la cámara podrá ver la deformación de
la banda, advirtiendo que hay un objeto enfrente del robot".
Otra imagen del robot flotante PSA, en
cuyo desarrollo David Miller ha participado. Foto: NASA.
¿Qué clase de prototipos
considera más útiles: los que tienen ruedas o los que tienen patas?
"Bueno, tanto si digo una cosa como otra, habrá colegas que se sentirán
molestos. Construir vehículos con ruedas es algo que hoy se domina muy
bien, mientras que en la fabricación de vehículos con patas todavía
estamos aprendiendo cómo hacerlo. Las patas son una opción muy
interesante. Si se tiene en cuenta que hay terrenos por los que se
puede avanzar con patas mientras que resulta imposible hacerlo sobre
ruedas, es obvio que los vehículos con patas poseen un enorme
potencial. Lo que ocurre es que, por ahora, nadie está construyendo
robots con patas cuya movilidad y pericia sean tan buenas como las de
los animales. De modo que para hacer bien las cosas ahora, creo que los
más indicados son los vehículos con ruedas. Resultan los más útiles,
los más prácticos, para muchas aplicaciones. Pienso que eventualmente
los robots con patas pudieran ser mejores en el caso de microrrobots
muy pequeños. Cuanto mayor es el tamaño de un vehículo, mayor es su
peso, y aumenta su vulnerabilidad ante una caída por más resistentes
que sean los materiales con que se le ha construido. Pero en el caso de
robots del tamaño de insectos, su peso es tan ínfimo, que si se caen al
suelo no les ocurre nada, de manera que en ellos podría emplearse un
sistema locomotor con patas, aunque fuese primitivo y no garantizase un
equilibrio perfecto. La patas pueden ser buenas algunas veces, pero lo
correcto ahora, en mi opinión, es trabajar con ruedas".
¿Cómo valora las aplicaciones
que el desarrollo en microrrobots planetarios puede tener en otras
áreas fuera de la astronáutica?
"Pienso que resultarán de gran utilidad. Cuando hay un reactor nuclear
que debe ser inspeccionado, o que ha sufrido un accidente, la principal
necesidad de los ingenieros es observar el interior. Si se envía dentro
a un vehículo automático de grandes dimensiones, proporciona la
información deseada, pero se contamina de radiactividad. No puede
sacársele fuera, pues es letal, muy peligroso. Debe ser mantenido
aislado. El problema del espacio disponible para contener los residuos
nucleares se ve así acrecentado de un modo importante. Por motivos de
seguridad, es imprescindible enviar al interior más robots, lo cual
repercute en un incremento imprevisto de material contaminado que puede
llevar a serias dificultades para garantizar su aislamiento. Si por el
contrario se envía a robots lo más pequeños posible, se está reduciendo
la gravedad del problema."
"De
otro
lado, la capacidad de actuación autónoma desarrollada para robots
planetarios ofrece ventajas en ese escenario con respecto a los
ingenios convencionales teledirigidos. Es muy difícil guiar desde fuera
a un ingenio que avanza dentro de una zona radiactiva. Las
comunicaciones se ven amenazadas. ¿Qué pasa si se produce un corte
momentáneo y el vehículo resulta dañado en una maniobra incorrecta? En
una emergencia de tal calibre, debe evitarse que algo así pueda
suceder. Los microrrobots también pueden tener utilidades más
ordinarias, como por ejemplo examinar el interior de la estructura de
un edificio para comprobar si hay termitas en su interior, sin
necesidad de abrir tabiques. Un microrrobot podría detectarlas e
informar de en qué lugares se concentran, para así poder inyectar
insecticida en los puntos idóneos. Creo que a medida que se abaraten
los costes de fabricación de estos ingenios, la gente les encontrará
múltiples usos.".
¿Qué piensa de las
aplicaciones
en la astronáutica de la Telepresencia, el control remoto mediante
Realidad Virtual?
"Creo que la Telepresencia es
muy útil para dirigir robots en la
Tierra, ya que resulta mucho más fácil de operar que los sistemas
normales de control remoto, debido a que cuando lo usas te sientes como
si fueses el robot, con las ventajas que ello supone tanto en la
percepción de información sensorial como en el guiado del mismo.
También puede ser un excelente medio para ofrecer al Ser Humano
experiencias incompatibles con su presencia física. Por ejemplo,
empleada en cirugía, la Telepresencia puede permitir que el médico
explore el interior del cuerpo humano como si en cierto modo viajase
por él. Gracias a esta técnica, podemos aprender muchísimas cosas. En
cuanto a su uso para explorar otros planetas desde la Tierra, resulta
mucho menos útil a causa del retardo en el tiempo causado por la gran
distancia entre el operador y el robot. Por ejemplo, si giras la cabeza
para contemplar qué hay a un lado, y la cámara tarda cuarenta minutos
en ofrecerte la vista deseada, es obvio que no puedes sentirte como si
estuvieras dentro del robot. Sin embargo, la Realidad Virtual tiene
otros usos espaciales en la Tierra. Si un robot explorador toma
multitud de fotos, las suficientes como para que una vez enviadas a la
Tierra puedan ser empleadas para elaborar un modelo tridimensional por
ordenador, entonces la Realidad Virtual puede permitir que la gente
penetre en ese modelo y pasee por él como si de verdad estuviera en
Marte o en la Luna. En este sentido, puede ser una técnica de gran
valor, educativa y a la vez excitante".
¿Cómo ve el paso desde el
estadio de la microelectrónica hasta el más pequeño, el de la llamada
nanotecnología?
"Pienso que puede ser una
revolución tremendamente impactante. Ahora
comenzamos a tener las primeras muestras de lo que supondrá. Algunos de
los instrumentos que volarán en misiones espaciales de los próximos
años, utilizan nanotecnología. En el Jet Propulsion Laboratory de la
NASA tienen un sismómetro que trabaja con una masa de referencia de un
gramo en vez de la de veinte kilos típica de los instrumentos
convencionales. Estamos tan sólo comenzando a vislumbrar los grandes
beneficios que puede traernos la nanotecnología. Si para un robot
puedes reunir un ordenador de silicio, instrumentos de silicio, células
solares de silicio, y los elementos mecánicos de silicio en los que
algunos científicos están trabajando, entonces es concebible que puedas
hacer un robot entero en un chip. Los usos prácticos de estos robots
minúsculos son muchos. Por ejemplo, puedes depositarlos en la esquina
de una mesa, y cada noche ellos barrerán todo el polvo de la mesa, tras
lo cual regresarán a su esquina, dentro de un cubículo del tamaño de un
dedal. Para averiguar si hay agua en Marte, bastaría enviar un
orbitador que esparciera un kilo de robots. Estos descenderían hacia la
superficie, y una vez en ella no se detendrían hasta hallar agua.
Cuando lo lograsen, se estacionarían allí y enviarían una señal al
orbitador, de modo que su posición sería conocida. Este es un perfil de
misión absolutamente distinto al de las convencionales. "
"Para
usos
médicos, la nanotecnología también ofrece grandes ventajas. Si una
arteria se está obstruyendo, puedes enviar a su interior varios robots
que se encarguen de destaponar la arteria con pequeños mordiscos,
abriendo paso al flujo sanguíneo. Si, como parece, todas las
previsiones técnicas se cumplen, cosas así se harán realidad. No creo
que pase mucho tiempo. Estoy convencido de que se conseguirá en el
transcurso de nuestras vidas. Cada dieciocho meses la velocidad de las
computadoras se duplica, y esto se ha venido registrando por lo menos
desde los últimos quince años. Para que en el ordenador de un vehículo
robótico funcione un programa de Inteligencia Artificial, el sistema
necesita tener una enorme capacidad de cálculo, que requiere
alimentarse de una cantidad elevada de electricidad, por lo que se
precisan baterías. Esto dificulta la miniaturización de los robots.
Pero, como los ordenadores son cada vez más pequeños y veloces, este es
otro problema en vías de solución. Estoy muy esperanzado respecto al
futuro de los microrrobots".
En la imagen, el robot Robby, en
cuyo desarrollo David Miller participó. Foto: NASA.
¿Qué piensa del debate
existente
entre los partidarios de los viajes espaciales tripulados y quienes
cuestionan su utilidad considerando a los vehículos automáticos una
inversión de más provecho?
"Depende de la misión.
Obviamente, si quieres explorar Plutón, no
enviarás una misión tripulada, pues la distancia y el tiempo de viaje
son demasiado grandes. Si pretendes analizar de qué están hechas las
rocas de Marte, no enviarás una misión tripulada sólo para eso, puesto
que habría que arriesgar vidas humanas y resultaría mucho más caro que
enviar un robot, el cual es capaz por completo de tomar una muestra de
roca, y analizarla. Ahora bien, si quieres que los seres humanos viajen
a otros planetas, que nuestra especie se expanda fuera de la Tierra y
pise otros mundos, es evidente que necesitas personas. Y creo que ese
es un anhelo profundo del Ser Humano. Queremos salir y conocer nuevos
mundos. Pienso que es necesario para el espíritu de la humanidad que
tengamos misiones tripuladas. No obstante, las misiones de exploración
preliminar, las avanzadillas para un primer contacto, deben ser
realizadas mediante robots, ya que de este modo resultan más seguras y
baratas, y nos permiten saber cómo y dónde enviar una expedición de
aterrizaje con las mayores garantías de seguridad y de interés
científico. Pienso que tomar fotos y muestras es una tarea más adecuada
para robots que para personas".
|