DAVID GARRIDO
David Garrido es uno de los principales valores de la Nueva Música Instrumental en España. La capacidad asombrosa de este artista para transmitir emociones a través de su música sin recurrir a ningún artificio, y su creciente proyección internacional, hacen de él una figura de obligada referencia en el panorama de las nuevas músicas.
Háblanos de tus inicios musicales. ¿Cuándo empezaste a interesarte por la música?
"La música siempre ha formado parte de mi diario vital. Nací en una casa musical. Mi padre se formó como compositor y como guitarrista dentro de los cánones más ortodoxos y académicos. Más tarde, en sus múltiples viajes para sus trabajos de TV, buscaba instrumentos locales y, además, siempre acababa comprando alguna guitarra cuando sentía la necesidad de tocar. Esas guitarras se acumulaban en casa y se convertían en juguetes para nosotros. Las pintábamos, desguazábamos, convertíamos en barcos... y también aprendíamos lenguaje musical. Mi madre, por su parte, trabajaba como fotógrafo y se especializó en arquitectura. Luego lo dejó todo y se dedicó a la agricultura biológica. Cuando pequeños tuvimos una época macrobiótica. Fue muy divertido. Era como vivir con John y Yoko. Mi madre es una gran aficionada a la música progresiva de los setenta. Ella nos enseñó a manejar -y destrozar- las Nikon. Suma a todo ello que hemos crecido en un ambiente rural -Municipio de Aljaraque- muy propiciatorio para la creación. Tengo un hermano y una hermana: Héctor y Selene. Ellos no se dedican a la música. Orientaron sus inquietudes hacia el campo de la naturaleza. Sin embargo tienen una gran capacidad para enfrentarse con un instrumento y extraerle sonidos. Es algo que me maravilla. Nuestros padres nos estimularon mucho. Mi padre -Manuel Garrido, conocido por su serie "Raíces" para TVE- participa en mis discos tocando la guitarra y algo de sitar (dedicó un documental a Raví Shankar en la India. Trabaron buena amistad. Y al despedirse, hubo un intercambio de instrumentos. Mi padre su guitarra, y Raví su Sitar)."
"La verdad es que no recuerdo cuándo empecé a interesarme por la música. Siempre he tenido muy claro que mi lenguaje es el musical. Me fascinaban los Beatles y Pink Floyd. Y Bach. Y Mozart. Luego, por mi formación como historiador, han llegado a fascinarme mucho más y en otros muchos sentidos. La música es la expresión más hermosa de la historia. Es el sonido del tiempo."
"Desde otro punto de vista, la música me nivela en todos los sentidos. Es una especie de catalizador vital. No quiero darte la impresión de que soy un místico. En absoluto. Lo que pasa es que lo veo así. Personalmente no me considero un gran artista. De todos mis trabajos -deben ser unas 250 composiciones-, pienso que una ó dos, como mucho, podrían llegar a aportar alguna idea interesante a la historia de la música. Y eso siendo muy optimistas. Lo digo en serio. Lo demás ha sido divertirme. No busco la genialidad. La música es genial es sí misma. Se justifica por sí sola. Y no me necesita para nada."
¿Cuándo comenzaste a tocar y a componer?
"Muy pronto. Al principio me preocupaba mucho por aprender y por ser muy correcto técnicamente. Luego vas creciendo y esa fase termina. Deja de preocuparte. Afortunadamente. En la actualidad toco muy poco. Una hora al día. Y no es que sea un virtuoso. Simplemente no necesito más. Me preocupa más la cuestión de la expresividad. En cuanto a componer, con 10 años hacía mis primeras cosillas. Tengo que decir que, cuando me pongo a componer, me puedo llevar 14 horas seguidas trabajando. Soy muy machacón. Y creo que no es malo. Intento que cada nota tenga su sentido. Acabo de terminar de mezclar una pieza musical en la que he estado trabajando algo más de un año y medio."
"Tengo un recuerdo infantil muy curioso: tendría 10 años y grabé en una casete muchas canciones -copiadas de discos-. Hice una especie de "Varios". Al final quedaron 20 segundos sin grabar y decidí coger una guitarra y llenarlos. Apreté el Record-Play del radiocasete y registré mi "genial" interpretación. Y al reproducir aquello -sonaba fatal aparte de ser un churro musical- tomé conciencia absoluta de que estaba mal grabado. Y de que para que una grabación sonara bien tendría que haber un proceso algo más sofisticado que el radiocasete. Todo un descubrimiento. Ese fue el punto de arranque. Al cabo del tiempo acabé construyéndome mi propio estudio de grabación en medio de huertos biológicos. ¡La verdad es que tengo mucho que agradecerle a aquel viejo radiocasete!"
¿Cómo es el proceso creativo que te lleva a componer? ¿Improvisas y experimentas en busca de material, o bien te pones a trabajar sobre una idea musical concreta que ha surgido de tu mente?
"Cada pieza es diferente. No hay una regla. Y eso es hermoso. Me gusta trabajar con imágenes. Me refiero a imágenes mentales. Esas que contienen mucha información. Por ejemplo: la sensación de estar con Raquel -mi esposa- con los pies metidos en un arroyo de montaña en Mayo; ó los paseos por la playa en invierno; ó mi chimenea encendida; ó el olor del pinar de Aljaraque cuando llueve. Se trata de convertir todo ello en una textura musical. Hay quien dice que mi música es muy ambiental. Creo que es cierto. Lo que más me preocupa es el color; el ambiente global de la obra. Sí. Casi tanto como la melodía ó la armonía."
¿Hasta que punto tus vivencias personales determinan la orientación de tu música cuando compones para un álbum?
"En mi caso absolutamente. Hace no mucho tiempo leí un artículo firmado por un gran artista -Steve Hackett- en el que aconsejaba a los guitarristas que no pasaran tanto tiempo encerrados en sus locales haciendo escalas y que buscaran un banco -en cualquier parque- en el que poder estar sentados viendo circular a la gente. Probablemente ello redunde en su expresión musical mucho más que partirse los dedos para conseguir articular una frase. Me pareció genial. Hay que saber tocar un instrumento decentemente. Eso es así. Pero también -y sobre todo- hay que tener cosas que contar. Y para ello hay que buscar bancos en los parques."
¿Piensas que componer para una banda sonora limita en algún grado tu libertad artística o, simplemente te sirve de pauta para canalizar tus ideas hacia un objetivo más concreto?