La compositora Sofia Gubaidulina, oriunda de Chistopol, en la República Tártara de la antigua Unión Soviética, nacida en 1931, de padre tártaro y madre rusa, inició sus estudios musicales en el Conservatorio de Kazan, y posteriormente se especializó en composición con Nikolai Peiko en el Conservatorio de Moscú, graduándose en música bajo la tutela de Vissarion Shebalin.
Residente en Moscú hasta 1992, este mismo año se traslada a la ciudad de Hamburgo, en Alemania, estableciéndose definitivamente allí.
Su labor en el campo de la composición se caracteriza por la exploración táctil y la improvisación basada en los elementos folklóricos propios de las culturas caucásica, rusa y asiática, utilizando instrumentos rituales diversos que la artista ha ido coleccionando junto a la ensemble Astreia, de la cual es co-fundadora, junto con sus amigos Victor Suslin y Vyacheslav Artyomov, en 1975.
La compositora, experimentando con el tempo musical y estos instrumentos, llega a alcanzar respuestas sónicas hasta entonces desconocidas, en una creatividad que saca el máximo provecho de todos los medios a su alcance, desde lo tradicional hasta lo más vanguardista.
Asimismo, este interés especial por componer que la ha llevado al reconocimiento internacional se ha visto estimulado por su particular personalización e internalización de las técnicas occidentales en la composición propias de la Música Contemporánea, que la artista no ha tardado en absorber, rasgo éste típico en todos los compositores de su país y generación, en una era post-staliniana que dio paso a estas influencias occidentales en el mundo de la cultura en estos países. Por otra parte, Gubaidulina tiene una profunda fe en las propiedades místicas de la música. Todo ello se reflejará en su obra.
Debido a su particular concepción de la creatividad musical, la artista no fue muy bien vista por las autoridades musicales soviéticas, si bien diversos intérpretes apoyaron su música, hasta el punto que a principios de los ochenta ésta llegaría a darse a conocer a nivel internacional en occidente, en gran parte gracias a los esfuerzos que en este sentido realizara Gidon Kreme, con su entusiasta defensa de su concierto para violín "Offertorium".
Entre sus obras destacan diversos trabajos corales y sinfónicos, dos conciertos para violoncelo, varios trios y cuartetos de cuerda, diversas composiciones para una ensemble de percusión, y un considerable número de obras para instrumentos poco usuales y distintas combinaciones de instrumentos. En sus partituras la compositora explora técnicas no convencionales en la producción de sonidos diversos.
Desde que en 1985 obtuviera el permiso para viajar a occidente, la fama de Sofía Gubaidulina como compositora de Música Contemporánea ha crecido de modo espectacular. Tras recibir diversos encargos de los prestigiosos Festivales de Berlin, Helsinki, y Holanda, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, y muchas otras organizaciones y ensembles de todo el mundo, en 1991 participa en los festivales de Turin Settembre Musica Festival, además de haber participado en otros en toda Europa, Rusia, Japón, y Norteamérica.