MUSICA ELECTRONICA
EN LA EUROPA DEL ESTE
Capítulo 1
Por: Jorge Munnshe
Pretender glosar en una única mini-serie de artículos el universo musical emparedado durante décadas tras el telón de acero, es imposible. Una aproximación básica a la realidad de la vanguardia musical en cada una de las múltiples y ricas culturas de esa gran desconocida que es la Europa del Este, en plena efervescencia, ocuparía un libro. Por tanto, esta mini-serie será sólo una fugaz visión, a la fuerza incompleta, de ese vanguardismo sustentado en culturas tanto o más añejas que las del resto de Europa.
Es difícil hacer un retrato actualizado de la situación en los países del Este, debido a los espectaculares y rápidos cambios que se están produciendo en ellos. Por ejemplo, se perdió la pista de numerosos músicos residentes en la antigua Yugoslavia, que pasaron de ser compatriotas a ciudadanos de comunidades enfrentadas bélicamente. Tras el final de la guerra, se ha restablecido contacto con bastantes de ellos. Pero aún hay algunos de los que nada se sabe y cuyas circunstancias personales previas al inicio de la guerra parecen sugerir una tragedia personal. En ese sentido, agradeceré cualquier información que se me haga llegar sobre la situación actual de músicos alternativos de la ex-Yugoslavia. Email:
LOS ESTADOS DE LA EX-URSS
Inmediatamente después de la fundación de la URSS, la actitud del Partido ante las
manifestaciones artísticas que se salían de los canones preestablecidos para explorar
otros terrenos, era favorable. La razón es que se las consideraba una forma de
Revolución Comunista dentro del arte, al derribar la estética forjada durante siglos de
dominación aristocrática y burguesa. Por ello, la música que se apartaba por completo
de la Clásica, identificada entonces con la vieja sociedad a cambiar, recibía el
beneplácito de las autoridades, y su producción era estimulada.
Sin embargo, esta situación no se prolongó demasiado. Transcurridos los primeros latidos del régimen, el idealismo dejó paso a las técnicas de represión. El arte alternativo se convirtió en sinónimo de desafío a Lo Establecido, en ese caso el estado socialista, y más tarde signo palpable de subversión. Los artistas de nuevas tendencias se revelaban también como agitadores en potencia, cuando no con actitudes abiertamente hostiles ante la dictadura. En esas circunstancias, era mejor potenciar la ortodoxia artística, bien conocida y por ello controlable, que arriesgarse con ideas extrañas que podían contener filosofías contrarias al régimen y cuya sola manifestación era en cierto modo un acto de rebeldía o de peligroso individualismo. Sofocada esta revolución musical, sus iniciadores se vieron perseguidos por su actitud política, o hubieron de convertirse hacia formas musicales más ortodoxas ante el boicot sufrido por sus trabajos más arriesgados. Entre estos pioneros cabe citar a Nikolai Roslavetz (1881-1944), Sergei Protopopov (1893-1954) y Alexander Mossolov (1899-1973).
El interés por la música electrónica en los estados de la ex-URSS, tampoco es nuevo. Y no sólo el interés, sino también la investigación activa.
El ruso Lev Termen desarrolló pseudo-sintetizadores en los años 20, con los que recorrió Europa y America cosechando un enorme éxito a través de conciertos de música electrónica. Siempre se había creído que la gran depresión económica sufrida por Estados Unidos, país donde se había instalado, le hizo desistir de emprender sus proyectos, y que por eso regresó a Rusia. Sin embargo, hace poco se ha sabido de otra versión de la historia, según la cual Termen fue secuestrado en Estados Unidos por agentes secretos soviéticos y llevado a la URSS. Su genio científico habría despertado la codicia del Soviet Supremo.
Volodin es otro pionero olvidado.
En los años treinta, el profesor Sholpo estableció un laboratorio de síntesis del sonido donde desarrolló su variofón, un precursor de los sintetizadores.
A principios de los años 60, y mientras Moog ideaba sus sintetizadores en America, Eugene Murzin desarrollaba independientemente su sintetizador ANS, cuyo primer prototipo ya funcionaba en 1961, año en que el patriarca ruso de la música electrónica, Edward Artemiev, lo utilizaba en sus composiciones. También se instaló en fecha temprana el Estudio Skriabin de Música Electrónica en Moscú. De igual modo destacan por su labor histórica Sofia Gubaydullina, Edison Denisov, Alfred Schnittke, Oleg Buloshkin, Stanislav Kreichi, y Yuri Bognadov entre otros compositores vinculados a la investigación sonora y los géneros Contemporáneo y Electroacústico.
Sin embargo, a pesar de estos meritorios desarrollos, la tecnología en la URSS no avanzó más allá de lo analógico. Los instrumentos digitales extranjeros sólo estaban al alcance de los artistas tutelados por el gobierno, en su mayor parte dedicados a la música Pop más comercial y más carente de contenido o mensaje, y por supuesto sin actitudes críticas contra El Partido. El principal problema que los músicos "amateurs" de estos países tenían es la falta de tecnología musical adecuada, que debía comprarse en el mercado negro diez veces más cara de lo que costaba en occidente. En algunos países estaba prohibida la entrada de ordenadores, aunque se tratara de regalos y fuesen traídos en el equipaje por un extranjero. En los estados soviéticos, el único ordenador asequible de modo popular era el Commodore-64. Asimismo, hay que tener en cuenta que los derechos de autor por la publicación de un álbum que percibibía el músico, eran tan escasos, que la fuente principal de ingresos tenía que ser las actuaciones en directo.
Sergey Tutov y Oleg Onoprienko son músicos colaboradores de Edward Artemiev. En Abril de 1990, comenzaron a producir el programa radiofónico Tangerine Wave, en la entonces Radio-Televisión Estatal de la URSS. Sus medios eran escasos. Debido a esas siempre sorprendentes peculiaridades de la la burocracia kafkiana soviética, sólo disponían de un reproductor de compact- disc. No se limitaban a poner música electrónica o vanguardista, sino que también hablaban sobre ella, la tecnología musical, y los nuevos conceptos artísticos. El éxito de audiencia fue notable, ya que las nuevas músicas allí eran subversivas, casi tanto como lo era el Rock. La música Pop y la Clásica, estaban en cambio apoyadas por El Partido.
En la URSS funcionaba la Asociación de Música Electroacústica & Computerizada, bajo los auspicios de la Unión de Compositores. Esta asociación estatal realizaba actividades muy escasas, y sus conciertos eran "parodias", según afirman diversos músicos. A los miembros de la Asociación, se les permitía tomar parte en competiciones y festivales del extranjero. Sin embargo, no podían hacerlo en su propio país, porque no los había.
La Perestroika permitió que se fundasen en Rusia algunas compañías discográficas privadas dedicadas a nuevas músicas, un club de fans de música electrónica, y otras entidades y colectivos. Asimismo, al programa Tangerine Wave se le sumaron otros, tanto radiofónicos como televisivos. El primer programa televisivo dedicado a este tipo de músicas fue producido por la Televisión de Ucrania. En Ucrania hay tanto interés por las nuevas músicas como en Rusia; por ejemplo, se ha venido celebrando un festival de música contemporánea en Kiev, y la Radio de Ucrania esponsoriza la publicación de discos de música electrónica.
Gorizont se dieron a conocer como una especie de Kraftwerk a la rusa, publicando un LP en la compañía discográfica "estatal soviética" Melodia, que tras la Perestroika pasó a editar cosas impensables unos pocos años atrás.
Otro lanzamiento de Melodia fue la banda Jungle, una combinación de Jazz con músicas étnicas, apoyándose en los sintetizadores.
Valentina Ponomareva fue descrita en su debut como una mezcla de Enya y Diamanda Galas.
Igor Cherniakski, que fue miembro de una banda polaca de Rock, se dedica ahora a las nuevas músicas en solitario.
Sven Grumberg es el compositor global de los sintetizadores, fusionando estilos e instrumentos de Europa, India, China y Tibet en una textura electrónica altamente sofisticada.
Diversos nuevos artistas de vanguardia aparecen recogidos en un álbum promovido por la asociación LAVA. Otro sampler, éste con el respaldo "oficial" (y catorce mil copias, así como distribución internacional) recoge piezas experimentales interpretadas por artistas veteranos y grabadas a finales de los 60 y principios de los 70, con el sintetizador ANS. Están presentes: Sofia Gubaydullina, Alfred Schnittke, Edison Denisov, y por supuesto Edward Artemiev. Otros samplers autóctonos importantes son los de la discográfica rusa Electroshock Records, así como los realizados por sellos occidentales, de entre los que destacan los de Erdenklang.
Paralelamente, en Rusia y Ucrania, están apareciendo muchos sintesistas, aunque la mayoría dedicados a música Tecno o Trance. Algunos de los más notables son EDS, Oleg Makeyev y Zartipo.
Para más información sobre los discos disponibles de estos artistas, así como como clips de sonido, usar estos enlaces:
LIBRO: "Alfred Schnittke (20Th-Century Composers)" de Alexander Ivashkin