LOS MUERTOS TAMBIEN
BAILAN
Por: Manuel Montes.
1980 es la fecha: el año en el que Lisa Gerrard y Brendan Perry se conocieron en Melbourne, Australia. Ambos de origen anglo-irlandés, compartieron de inmediato un especial interés por la música de sus ancestros, pero también una visión totalmente original y diferente del mundo que les rodeaba.
No esperaron demasiado para fundar el que sería su grupo, Dead Can Dance. Lo hicieron en 1981, dando forma identificable a una relación personal creciente y a un intenso aprecio por determinados estilos literarios y artísticos. Durante los siguientes meses escribieron tanta música como les fue posible pero sin llegar a editar nada, excepto el tema "The Fatal Impact", que apareció en una cassette editada junto a la revista especializada Fast Forward.
Se entreveía ya, sin embargo, un concepto totalmente innovador y de altísima calidad. Sólo faltaba encontrar una discográfica que se atreviese a publicarles y a poner su particular arte a disposición del gran público. Para ello, en 1982, se fueron a Londres y en 1983 firmaron con el sello 4AD.
Su primer disco, llamado como el grupo, apareció en marzo de 1984. Recopilaba todo el trabajo de aquellos últimos años, incluyendo el citado "The Fatal Impact". E impactantes fueron tanto sus contenidos como la portada del LP, una explicación visual del porqué del nombre del grupo. La imagen y la impresión oscura, casi barroca, de la música, les valió calificativos de todo tipo, no siempre agradables.
Pero el primer paso ya estaba hecho. A finales de año fueron incluidos en el recopilatorio Dreams and Desires y colaboraron con This Mortal Coil, en el álbum It'll End In Tears (dos canciones). También editaron un maxi (Garden of the Arcane Delights) con cuatro temas que en las modernas ediciones en CD han sido incorporados al primer disco del grupo.
Su especial forma de entender la música, una mezcla inteligente de toques étnicos, rock tradicional y también estilos antiguos, empezó a llamar la atención en los círculos apropiados. Esto se vería confirmado en 1985 con su segundo disco, llamado Speen and Ideal, cuya presencia en el número 2 de las listas independientes dejaba ya entrever un futuro realmente esplendoroso.
Con el éxito ya en el zurrón, Dead Can Dance podía empezar a pensar en giras largas. La primera la hicieron en 1986, demostrando que su directo podía ser tanto o más impresionante que sus álbumes de estudio. Su trabajo de composición, sin embargo, no se detendría. Su sello, 4AD, editaría en 1987 una recopilación y un video llamados Lonely Is An Eyesore, a los cuales contribuyeron con dos temas. Además, sacaron al mercado su tercer disco, Within the Realm of a Dying Sun, que marcaría un considerable cambio de rumbo, sino estilístico sí en cuanto a forma. Perry y Gerrard decidieron dar una mayor importancia a partir de entonces a las mezclas entre instrumentos acústicos y electrónicos, concretando una fusión de sonoridad tremendamente original.
Ya en 1988, el grupo edita su cuarto álbum: The Serpent's Egg, un acercamiento conceptual a la sinuosidad de la topografía terrestre y a la particular forma de nuestra Tierra. En este disco, Dead Can Dance se olvidan un poco del romanticismo de anteriores trabajos y apuestan más por la música medieval, con un resultado realmente impactante.
A finales del mismo año, y contactados por el director de cine español Agustín Villaronga, escribieron la banda sonora de la película El Niño de la Luna, película en la que la propia Lisa Gerrard actuó como actriz. El éxito del film fue notable, participó en Cannes y fue galardonado con diversos premios en todo el mundo.
Pero su evolución no se había detenido. Su experiencia española daría aún más frutos, en especial en su quinto disco, titulado Aion y editado en 1990. En él pueden encontrarse influencias procedentes del Renacimiento y sus estéticas musicales, tanto litúrgicas como seculares. Para ello utilizaron instrumentos semejantes a los de aquella época.
Durante los próximos dos o tres años se dedicarían a numerosas colaboraciones en diferentes ámbitos, en especial en diversas producciones teatrales, en las cuales los componentes del grupo componen y tocan. También, su música fue incluida en los samplers Red Tape, Lilliput, Mai Pen Rai y Music for the 90's Volume 5. A finales de 1992, el primer disco de Dead Can Dance editado domésticamente en los Estados Unidos era ofrecido al público en forma de recopilación de material anterior más dos temas nuevos.
En 1993, el director americano Ron Fricke estrena su espectacular película Baraka. El peso de la banda sonora lo lleva Michael Stearns, pero entre la gran cantidad de música que aparece en ella destacan varios temas nuevos y antiguos de Dead Can Dance, uno de los cuales ("The Host of Seraphim") aparece en el disco editado de la película. Pocas veces imagen y música han ido tan unidos.
Sin abandonar sus esporádicas colaboraciones, el grupo participa con dos composiciones en el proyecto de Hector Zazou, Sahara Blue, así como en el Angels of Perversity, de Elijah's Mantle y Mark Ellis. Llegaría después el momento de editar su nuevo disco, Into the Labyrinth, el que les reportaría el mayor éxito de ventas hasta la actualidad. Sin embargo, las cosas ya habían cambiado en el seno del grupo: los dos componentes viven separados, uno en la frontera entre Eire e Irlanda del Norte (Perry) y el otro en Australia (Gerrard). El resultado fue un disco magnífico pero que está compuesto de forma individual (bastó una reunión de tres meses para grabarlo). Se abría así una hipotética puerta hacia posteriores trabajos en solitario de cada uno de los dos artistas.
La consecuente gira internacional permitiría la edición del disco y del video Toward the Within, ambos en directo. La casi totalidad de los temas que los componen son nuevos. Junto a ellos participaron otros músicos que aportaron sonoridades diferentes y una variedad estilística fuera de lo común. Aclamados por la crítica, Dead Can Dance reina ya en su particular parcela musical, aunque el futuro se muestra incierto por la separación física de sus componentes. Su música también aparecería en 1994 en la compilación de 4AD, All Virgos Are Mad, y en otro sampler, No Balls, en 1995.
El último disco editado por el grupo es Spiritchaser, aparecido en 1996. Como es ya habitual, Perry y Gerrard aportan sus propias composiciones, cantadas por uno u otro pero nunca a dúo. Sus contenidos, pletóricos de sonidos percusivos, recuerdan un poco a sus primeros trabajos.
¿Y el futuro? Tanto Perry como Gerrard anuncian discos en solitario, como era de esperar, y de hecho Lisa ya tiene en el mercado The Mirror Pool, construido a base de material compuesto por ella que no tuvo cabida en los álbumes de Dead Can Dance, con arreglos más vocales y orquestales. Por el momento, parece que Dead Can Dance continuará adelante, de hecho ya se anuncia la grabación de un próximo CD. En todo caso, juntos o separados, Lisa y Brendan ya han hecho historia con sus ocho discos. Sólo queda por ver qué les depararán los próximos años y si su capacidad de hechizarnos continuará siendo tan grande como hasta ahora.
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